Heidi Johnson, fundó hace 15 años en Los Ángeles una agencia para representar artistas como Camille Camille Rose García, pintora californiana cuya obra combina de modo excepcional rasgos góticos, con algo de cómic, y, por momentos, elementos ligeramente siniestros.
“Mi trabajo es una especie se paisaje interior surrealista. Me inspira nuestra relación con la naturaleza y en como ésta interactúa con la civilización contemporánea”, cuenta García. “Me siento, de alguna forma, como una extensión de la cultura de los años sesentas por la búsqueda de conexión con la madre Tierra, aunque sé que mucho antes los pueblos originarios insistieron en la idea de que somos parte de esta naturaleza y que es fundamental preservarla para preservar nuestra existencia”.
Tanto Johnson como García, se asombran por el contraste entre ciudades como Los Ángeles y CDMX, ya que en esta última los murales suelen concentrarse en ciertas zonas o barrios, mientras que en la primera (y en California, en general), el street art está disperso a lo largo y ancho, incluso en las bardas de las autopistas.
Pretender hacer un itinerario del arte callejero de Los Ángeles sería una tarea casi infinita. De todos modos, los fanáticos y curiosos pueden conocer el inventario actualizado de murales registrados en California aquí.
Expertas en los movimientos underground del arte californiano, y con gran admiración respecto al street art en particular, ambas nos cuentan cuáles son algunas de sus obras favoritas en Los Ángeles.
Desde el origen y la conservación
“Cuando empezó el boom del street art, muchas corporaciones quisieron apropiarse de esta forma de expresión, empezaron a esponsorear artistas”, cuenta Johnson, “ahora existe una asociación que se ocupa de conservarlos”.
Se refiere al Mural Conservancy of Los Angeles, una institución donde los artistas pueden registrar sus obras para que queden protegidas durante tres años, durante los cuales no pueden ser removidas.
“En Los Ángeles hay murales muy hermosos”, insiste Heidi, por lo que elegir unos pocos entre tantos para reseñar resulta un desafío, pero esta selección puede servirte para iniciar tu propio recorrido muralístico por la costa Oeste.
García habla sobre la influencia ejercida por el movimiento muralista de los chicanos en barrios como Boyle Heights (actualmente gentrificado), en el lado este de Los Ángeles, en la forma en que se abordó el arte en las calles de esta cuidad.
Aún hoy, allí se concentra un gran número de obras de finales de los setentas, inicios de los ochentas, y en particular, de artistas mujeres, como Judy Baca.
La artista californiana, además, habla de cómo las redes sociales influyeron en la diseminación del estilo muralístico que evolucionó en Los Ángeles a lo largo de las últimas cinco décadas.
“Las galerías empezaron a fijarse en estos artistas, pero cuando apareció Instagram, esta forma de arte se volvió global; gente de todo el mundo comenzó a trabajar el arte callejero inspirado en la forma en que se hacía en Los Ángeles”.
A su vez, la historia gráfica de las paredes californianas se conecta directamente con toda la cultura underground reflejada en campos como la música, la moda o los cómics (por ejemplo), así como en la diversidad cultural de la ciudad misma, en la que convergen lo latino lo asiático, americano y europeo.
City of Angels, de Tristan Eaton
Tristán Eaton es un artista y diseñador radicado en Los Ángeles, que a lo largo de su trayectoria ha combinado técnicas del grafiti y elementos típicos del cómic con el muralismo tradicional. De esa mixtura entre prácticas, formas narrativas y materiales, nació el estilo que lo caracteriza y que lo ha llevado, además, a que algunas de sus obras formen parte de la colección permanente del Museo de Arte Moderno (MoMa).
En City of Angels, un mural monumental ubicado en la esquina de Hollywood y Vine, Eaton pintó enormes superficies con aerosol. El mural refleja la simultaneidad de la realidad visible en la ciudad y la que se experimenta en el underground angelino.
Hitting the Wall, Judy Baca
Una de las muestras más icónicas de las primeras corrientes de street art en los Ángeles es Hitting the Wall, de Judy Baca, pintada en 1984 para conmemorar a las mujeres que corrieron en el maratón olímpico; de hecho, le fue comisionado por el Comité Organizador de las Olimpiadas para describir en una imagen el logro nacional de permitir a las mujeres participar en la competencia.
En la imagen el triunfo no es sólo deportivo: la mujer que cruza la meta literalmente está rompiendo una barrera que deja a la vista, de fondo, el centro de Los Ángeles.
The Arrest of the Paleteros, Frank Romero
Esta obra del muralista Frank Romero localizada en el Parque MacArthur de Los Ángeles, representa fielmente su estilo y discurso confrontador.
Heredero de la cultura chicana y nacido en California, Romero pone de manifiesto la violencia estatal hacia las minorías hispanas, a quienes se las persigue por actos tan inofensivos como el de vender paletas. En él se observa un grupo de adultos y niños con las manos en alto (y sus paletas entre ellas), y un vendedor de algodón de azúcar huyendo de un grupo de policías exageradamente armados. En el fondo, contrasta con el paisaje pacífico de Echo Park Lake, sus palmeras y un atardecer de película reflejado sobre el lago.
Romero formó parte del colectivo Los Four, junto a Roberto de la Rocha, Gilbert Luján y Carlos Almaraz, con quienes realizó la que se considera la primera exhibición de arte chicano en una institución oficial, el LACMA, en 1974.
The Bride and Groom, Ken Twitchell
Twitchell fue uno de los pioneros del muralismo contemporáneo en Los Ángeles y esta obra, de 1972, refleja un momento único en la historia de la ciudad en la que los espacios accesibles para el arte callejero solían ser zonas como los barrios predominantemente latinos, donde de alguna manera se gestó el movimiento.
Durante décadas, el edificio Victor Clothing fue emblemático por soportar obras de muralistas locales y de la comunidad chicana. A Twitchell le tomó tres años concluir su mural monumental.
Elliott Smith Figure 8 Mural, anónimo
Este mural hizo de este rincón de Silverlake un sitio de visita obligatorio para los fans del músico Elliott Smith, pues fue aquí donde se lo fotografió para la portada de su disco Figure 8. Uno de los murales favoritos de Camille Rose García (y de muchos locales), fue parcialmente removido en 2017, cuando el local fue convertido en bar. Sin embargo, partes de la pintura exterior fueron restituidas (o reconstruidas) en el interior y aún puede visitarse.
American Dreamers, Shepard Fairey y Vhils
Fairey es una figura eminente en el circuito del street art contemporáneo desde inicios de la década de los 90, cuando pintó su famoso mural Andre the Giant Has a Posse.
American Dreamers es una colaboración con el artista Vhils, una obra que alude a la complejidad que representa para un extranjero conseguir la ciudadanía en el país que alardeó por años la posibilidad de hacer realidad el “sueño americano” a cualquiera que realmente pusiera empeño en ello.
En él los retratos de las mujeres de diversas edades representa la lucha trans-generacional de los migrantes en ese país.