Hay algo muy diferente en este restaurante. Algo que lo separa del resto de los delis y francamente de cualquier otra cocina en Nueva York. Más que incluirse en las listas gastronómicas de la ciudad, a Katz’s se le encuentra en la categoría de los íconos neoyorkinos imperdibles en una visita, al lado del Met, el Yankee Stadium y la Estatua de la Libertad. Varios tours por Nueva York lo incluyen entre sus paradas. Es algo así como la versión culinaria de una playera ‘I <3 NY’.
Pero ¿qué hace tan especial a este lugar? Aunque muchos podrían aventurarse a asegurar que se trata del mejor sándwich de pastrami de Nueva York, y aunque bien podría serlo, eso significaría reducir sin necesidad un gran movimiento culinario, fuertemente arraigado por toda la ciudad, a uno sólo de sus exponentes.
Lo cierto es que la importancia de Katz’s va mucho más allá de simplemente ser “el mejor”. Este restaurante se ha fundido con la identidad neoyorquina, precisamente al punto de hacerlo otro de sus grandes monumentos, en una ciudad en donde no sobran.
El más antiguo
La importancia de Katz’s quizá está en su longevidad. El restaurante y tienda ha operado sin demasiados cambios desde hace 135 años. Su permanencia queda como testigo de los tiempos en que en el Lower East Side de Manhattan se formó una enorme comunidad de migrantes europeos. De todos los negocios que abrieron ahí entre finales del siglo XIX y principios del XX, Katz’s es de los poquísimos sobrevivientes.
No es coincidencia. Desde entonces era un punto de reunión para aquellos que buscaban su casa lejos de casa, en forma de pastrami y embutidos. El local se convirtió en el centro neurálgico del barrio, por la calidad de su producto y de sus recetas. Su fama ciertamente rebasó las fronteras del Lowers East Side, pero también las del tiempo. Aquí se conservan las tradiciones de un barrio que ha ido quedando irreconocible.
El más popular
Muchos reconocerán en las multitudes una señal inequívoca de calidad, otros preferirán evitarlas a toda costa, pero lo cierto es que las largas filas en un restaurante siempre tienen su explicación y nos hacen detenernos para encontrarla. Katz’s es el ejemplo perfecto.
Si no puede ser categorizado como el mejor sándwich de pastrami de Nueva York, sin duda podríamos definirlo como el más popular. Sus filas hablan por sí solas. La cantidad de gente que visita el local es tal que tuvieron que idear el famoso sistema de boletos que rige las órdenes, indicándole a los comensales los turnos frente a ellos y el tiempo de espera aproximado para ser atendidos.
Su fama desde luego tiene que ver con el sándwich en sí, pero también con su posicionamiento en la cultura popular. Quizá reconozcas sus instalaciones por películas como Donnie Brasco o Across the Universe, pero sobre todo por una escena particular de Meg Ryan en When Harry Met Sally. De hecho, en el lugar hay un letrero que señala la mesa donde fue grabada la película y, obviamente, es una de las más peleadas.