Carlos Huber es un perfumista mexicano y la mente creativa detrás de Arquiste, una de las marcas de perfumes de nicho más relevantes en el mundo. Sus estudios en historia y arquitectura abarcan ciudades como México, París y Nueva York, y a lo largo de su carrera ha colaborado con distintas marcas de lujo –St. Regis, J.Crew, El Palacio de Hierro– creando fragancias a la medida.
Desde que era joven se acostumbró a vivir fuera de su ciudad natal y Nueva York se convirtió en su casa durante varios años. Carlos es nuestro elegido para ayudarnos a recorrer esta ciudad, que conoce casi como la palma de su mano.
¿Dónde comer?
Mi elección sería Via Carota, un restaurante italiano muy popular, con platos para compartir y un enfoque importante en los vegetales. Cuando es temporada, tienen una ensalada de chicoria que me encanta.
Justo enfrente está el bar Pisellino, de los mismos dueños. También de inspiración italiana, es perfecto para cocteles: negronis, martinis, spritz.
Además está Polo Bar, en Midtown. Entrar a ese lugar es como ver una película dentro de la cabeza de Ralph Lauren. Tienen paneles de madera, asientos de cuero, pinturas ecuestres. La inspiración del diseño es entre inglesa y estadounidense, y la comida es increíble. Tienen unos minireubens de pastrami: pigs in a blanket. Básicamente es comfort food estadounidense, pero muy bien hecha. Los steaks y los martinis son buenísimos. Es muy Nueva York. No es fácil encontrar una mesa, así que, cuando lo hagas, hay que aprovechar la oportunidad.
Un barrio
West Village, que es tranquilo, verde, con callecitas llenas de casas de ladrillo y con mucho carácter. Es del siglo XIX y está casi intacto: lleno de restaurantes, bares y tiendas con mucha onda. Se trata de un barrio con una mezcla de gente muy especial. Es tradicionalmente el barrio intelectual de Nueva York, donde estaban todos los cafés en los años cincuenta a los que la gente iba a escuchar jazz. Además, está muy bien conectado con todos los metros y las avenidas.
Para los que visitan la ciudad, ¿casa u hotel?
El Hotel Marlton. Está en Greenwich Village, a dos pasos de Washington Square. Bien ubicado, casi al lado de la Quinta Avenida. Los cuartos son pequeños, pero tienen muy buena distribución. El lobby tiene un bar súper acogedor, con una chimenea, y en él sirven buenos tragos.
Medio de transporte
Las bicicletas públicas (Citi Bikes) son muy prácticas, porque tomas una de alguna de sus estaciones, la dejas en otra parte de la ciudad, te olvidas y puedes usar otra cuando lo necesites y dejarla en otra parte. No estás atado a ella.
Edificios, museos o galerías de arte
El Museo Metropolitano, The Frick Collection, la Hispanic Society of America, el Museo Whitney. Los primeros tres se construyeron con mucha atención al detalle y la calidad en la época de oro de Nueva York, cuando se valoraba mucho la idea de la estética y la belleza. Y tienen colecciones de arte impresionantes.
En contraste, el Museo Whitney es un edificio reciente, de Renzo Piano, que tiene una colección muy bien curada de arte, con mucho énfasis en arte del continente americano. También hay que darse una vuelta por la zona de galerías de West Chelsea, para ver las colecciones de David Zwirner y Gagosian.
Para un recuerdo auténtico de la ciudad
Me encantan las tiendas de museos. La del MET es enorme y hay todo tipo de cosas. Desde joyería hasta pósters, camisetas, gorras. Pero igual hay libros de arte, postales.
Marca de ropa local favorita
S.K.U., en Greenwich Avenue (West Village). Me gusta porque tienen mucha ropa básica, pero de muy buena calidad.
Lo mejor de vivir en Nueva York es la diversidad y el espíritu de la ciudad durante todas las estaciones del año.
Lo peor de vivir en Nueva York son los meses de febrero y marzo, todo lo malo del frío sin la emoción de la nieve y la Navidad.
Personajes de la ciudad para tener en la mira
La cuenta de Instagram Humans of New York siempre cuenta historias súper interesantes de personajes. Te abre los ojos a la diversidad de la ciudad.