Una carta del joven Plinio a Tácito contaba con detalle la asombrosa erupción del Vesubio, ese trágico incidente que acabó con todo a su paso y dejó a Pompeya en ruinas. El escrito aseguraba que el estallido había tenido lugar el noveno día antes de las calendas de septiembre del año 79 d.C, es decir el 24 de agosto. Ese dato nunca se había puesto en duda porque no había pruebas contundentes que demostraran lo contrario.
Sin embargo, el hallazgo de una inscripción de carboncillo en la pared en una casa de la ciudad de Roma puso en duda la carta de Plinio, y desafió las versiones que hay en los libros de historia. Este asombroso descubrimiento coloca a la erupción el 24 de octubre (el decimosexto día antes de las calendas de noviembre) y no en agosto como se siempre se pensó.
Otros datos que corroboran la fecha
A lo largo de los años se han encontrado en distintas excavaciones arqueológicas otras pruebas de que la explosión había sido en octubre. En algunos sitios los especialistas habían hallado, por ejemplo, frutos carbonizados que no eran de la temporada de agosto: como castañas, granadas o nueces. También habían aparecido cadáveres petrificados con ropa de lana; vestimentas propias del otoño y se había constatado la presencia de braseros en las puertas de las casas.
En una entrevista para el periódico El País, la historiadora Mary Beard dijo que “La verdad es que desde hacía mucho tiempo se sospechaba que la erupción tuvo lugar en octubre. Esta es una gran pista extra, pero en realidad solo apoya lo que empezaba a ser ya la visión estándar de la situación”.
Pero más allá de esto, quizá lo más inquietante de la situación es que a partir de ahora se tendrán que cambiar miles y miles de libros de texto alrededor del mundo ¿se podrá?
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