San Miguel de Allende es un destino que siempre nos da razones para volver. Declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO, esta ciudad está llena de rincones mágicos esperando a ser conocidos.

La oferta de San Miguel de Allende incluye historia, cultura, bienestar y gastronomía. A sólo 15 minutos del centro, hay que marcar en el mapa una parada imperdible que reúne lo mejor del destino —vino, naturaleza y lujo—: Viñedo San Miguel.

La historia de Viñedo San Miguel

Todo inició en Villa Petriolo, una casa vitivinícola en la Toscana con una larga tradición en el mundo del vino. Ubicada muy cerca de Florencia, este lugar es un favorito de turistas y locales gracias al cuidado de los recursos naturales que emplean durante la producción del vino.

Con muchas ganas de crecer en otro continente, buscaron tierras de excelente calidad climática en las que pudieran iniciar un nuevo proyecto. Fue así que construyeron Viñedo San Miguel, donde implementaron los mismos procesos artesanales y de cuidado de los recursos naturales para producir un vino 100% mexicano.

Un paisaje natural único

El escenario natural de este destino se llama Rancho los Remedios, donde se puede apreciar un paisaje como pocos. Este lugar es ideal para los amantes de la naturaleza, e igual se disfruta de manera individual, en pareja o con un grupo de amigos. Además de los huertos, hay parques, jardines, un lago y una capilla.

Sus vinos

Muchos de los vinos de Viñedo San Miguel han ganado importantes medallas de oro y plata en competencias como Into the Wine y el Concurso Mundial de Bruxeles. Entre los preferidos está el Malbec, un vino con una combinación explosiva de aromas como jamaica y cuero, ideal para disfrutar con un buen corte de carne. La elegancia de su vino rosado también logra atraer a muchos visitantes. También está Blancs, su opción de vino blanco, elaborado con uvas Sauvignon Blanc, Chardonnay y Semillón, el cual hace un excelente maridaje con mariscos.