Ser parte de Club Travesías ofrece la oportunidad de romper con la monotonía y vivir experiencias que nos acercan a la cultura. En la contingencia actual, esas experiencias también han tenido que reinventarse. De la mano de Ford Explorer, Club Travesías ha creado una serie de encuentros virtuales, que los miembros disfrutan desde casa. Para transportarse al mundo del arte contemporáneo, recientemente los miembros del Club disfrutaron de una visita de estudio virtual y una conversación con uno de los artistas contemporáneos más relevantes de México: Pablo Vargas Lugo.
Uno de los artistas contemporáneos más propositivos de México
Pablo Vargas Lugo nació en Ciudad de México en 1968, y estudió Artes Visuales en la Universidad Nacional Autónoma de México. Sus dibujos, esculturas, instalaciones y obras audiovisuales toman prestados motivos, técnicas e imaginarios de disciplinas muy disímiles, como la astronomía, la cartografía, la historia natural, la arqueología, la tecnología espacial, la música y el cine. Su estudio se ubica en su casa, y ahí comenzó la experiencia virtual.
La obra de Vargas Lugo es igual de amplia y diversa que sus intereses. Durante la visita virtual tuvimos la oportunidad de ver algunas de sus obras más recientes o en proceso y también revisitar algunos de sus proyectos más importantes.
En 2019 fue el artista invitado al Pabellón de México en la 58ª Bienal de Venecia, en 2019, donde presentó Actos de dios, una pieza de video que integra tres narraciones distintas de la vida y la Pasión de Cristo, filmadas en el paisaje casi marciano de Cuatro Ciénegas, Coahuila. Vargas Lugo presentó brevemente su proyecto Atlas, que se presentó en su momento en el Museo Universitario del Chopo, una animación de 10 minutos que aborda una escena de ciencia ficción a partir de los patrones de diferentes especies de mariposas. También compartió con la audiencia algunos fragmentos del proyecto Limbo lunar, una composición de tomas de la superficie de la Luna.
Reflexiones sobre el arte en tiempos de pandemia
Después de disfrutar de la visita de estudio virtual, a manera de introducción al trabajo de Pablo, se dio paso a la charla entre Mario Ballesteros, Director Editorial de Travesías, y el artista. Los temas de conversación cubrieron la naturaleza diversa de las fuentes de inspiración de Vargas Lugo, la naturaleza del arte como actividad humana esencial y la influencia de los viajes en su obra.
¿Cómo ha impactado la pandemia el mundo del arte y la práctica de Pablo?
“Es una pregunta que todos nos hacemos en este momento. Al principio del encierro todos buscamos una respuesta rápida, que nos sacara de la duda, de cómo nos iba a cambiar esto, cuál iba a ser la respuesta a dar desde el arte. Pero creo que es tan profundo el cambio que va a tomar un tiempo en llegar a esa respuesta. Por lo pronto ha cambiado una dinámica logística, social y de contenidos en el arte. Creo que estamos viviendo un momento mucho más local, por el simple hecho que la dinámica de trotamundos que se había vuelto tan intrínseca al arte se rompió, y no vemos por dónde se va a recuperar o si tiene sentido recuperarla. En ese sentido también los temas van a cambiar. La idea de un proyecto ad hoc para un sitio u otro deja de tener sentido. Es más pensar en puntos de conexión que están físicamente cercanos o crearlos. Tanto yo como mis colegas estamos haciendo un esfuerzo grande de revisar nuestro trabajo y las circunstancias que lo han rodeado hasta este momento.”
Como parte de su reflexión sobre los cambios en el mundo del arte y en su propia dinámica de trabajo debido a la pandemia, Vargas Lugo confirmó que ha sido una oportunidad para reevaluar prioridades. Con menos viajes y compromisos, Pablo ha podido dedicarse de lleno a la producción de obra nueva. Entre los proyectos que se encuentra desarrollando y que compartió con los miembros del Club, están una serie de quipus —que viene del quechua nudo o ligadura, y que son objetos rituales y de registro de las culturas andinas, basados en nudos y cuerdas— a manera de retratos tejidos basados en patrones de iris de distintas personas. También una serie de dibujos de patrones de jaguares enjaulados que, a pesar de que Pablo comenzó a trabajar en ellos antes de la contingencia, resuenan completamente con los temas del encierro y la libertad, tan presentes en la nueva normalidad.
¿Considera Pablo Vargas Lugo que el arte se puede categorizar como una actividad esencial?
En el sentido que la música es esencial, o la literatura y las narraciones, el arte para Vargas Lugo se plantea muchas dudas en ese sentido. “Tenemos una cultura muy crítica en la visualidad. La llegada de la fotografía fue un shock para el arte. La publicidad y los gestos duchampianos crean otro choque. El cine crea otro shock. El arte parece estar en una crisis de significado constante. Pero el arte va a seguir. Ha estado ahí desde siempre. No es tanto esencial, sino que es intrínseco. Va a seguir ahí de alguna u otra manera. No veo cómo podría desaparecer. Es algo que es parte de nuestra experiencia vital, de nuestra respuesta a los estímulos que nos ofrece el mundo.”
Al final de la conversación, también los miembros del Club tuvieron oportunidad de plantear sus preguntas a Pablo. A pesar de no estar en el mismo lugar, la sensación de cercanía, intimidad y de un acceso privilegiado a la práctica y a la obra de Pablo Vargas Lugo hizo de esta experiencia un momento especial e inolvidable.