Pocos países confrontan al viajero como lo hace Israel.
Aprovechando que el territorio entero puede recorrerse entre fiestas, el reto es asistir cuando menos a uno de estos eventos al mes.
Arquitectura deslumbrante, arte, gastronomía y servicios de lujo. En Careyes, todo lo que uno puede pedir, lo tiene. Y, además, en medio de una naturaleza exuberante. Un paraíso global y salvaje ideal para entregarse al dolce far niente.